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21 agosto 2013 3 21 /08 /agosto /2013 01:30

                rosa-variacion.jpg

               No sé si tarde… o temprano…, se me antoja pensar que a tiempo, se escurrió de entre los sentimientos, que forman parte de lo que soy, un beso… uno solo, pero generoso y algo tímido, eso si; por ser mío y de nadie más…

                Tu, mirando al sol, con toda la piel de ir,  muy poquita ropa y estratégicamente  situada, para ocultar esos paraísos conquistados alguna que otra vez por el torpe explorador que soy. Sabes que más de una vez, y las que quedan, me perdí  entre tus límites, intentando descubrirte un poquito más… y disfrutas cuando me sabes ausente, mirando a los lados, buscando norte y sur, para desorientarme mucho más… porque me gusta perderme en tus laberintos y salir tan solo para decirte: ”buenos días… cielo”…

                Yo mirando al suelo de la playa y al cielo de tu piel… y al ángel que se esconde en tus labios, todos,  dulces y salados… Soñando historias para contarte tras la tormenta, entre los caminitos abiertos entre las sábanas y los silencios… si es que hay tormenta.

                Mientras se me caen los besos, poco a poco, a lo largo y ancho de los días  respiro cuando respiras, te acompaño y siento que compartimos la vida, el rumor de la pasión que me gusta encontrar y con la que me ahogo hasta perder los sentidos que un día fueron cinco…

                Eres mi horizonte, la música que prefiero, el perfume de cuatro estaciones juntas, el sabor a vida y el calor de la piel que adoro… cinco sentidos dedicados a recorrerte una y otra vez y mil veces antes que se ponga el sol… y también después.

                José A. Fernández Díaz

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15 agosto 2013 4 15 /08 /agosto /2013 12:31

              bailarina en la calle  

                Porto, a reventar de sol, ruidoso, oloroso, inolvidable, claro… entrañable…

                Cerré los ojos para encontrarme más cerca de esas mil sensaciones mágicas de las que nos despista la mirada. Cerré los ojos sentado en el bordillo de una fuente, donde el agua fresca, empujada por la brisa,  y su rumor tímido, me pusieron a soñar… Esto debe parecerse mucho a la felicidad, pensé, tal vez… tal vez solo lo pienso ahora…   

                Cuando abrí los ojos ella, la bailarina, estaba atravesando la gran plaza en la que yo descansaba. Hermosa, parecía flotar sobre los adoquines, mientras caminaba bailando, moviendo los brazos suavemente, rozando el aire, como si quisiera volar…

                Llevaba, me fijé, unos audífonos muy pequeñitos, que apenas se veían entre  el ir y venir de su pelo… Cerraba los ojos algunas veces y otras miraba con ausencia, los coches, molestos habitantes de una ciudad mágica, el tranvía pacífico y cargado de nostalgia, la gente atrapada por sus efímeras circunstancias, los edificios cargados de historia, las calles por donde pasan días y noches una y otra vez como si fueran horas perdidas… y bailaba suavemente, navegaba sobre una música que imaginé poblada de violines y flautas, de tambores lejanos, disfrutaba de la tarde y yo con ella, reconciliándome con el carácter de las ciudades, por donde navegan personajes anónimos en barcazas atiborradas de sueños y pesadillas, de pasiones y miserias, de amores y desamores…

                Ella bailaba, bailaba aislada y feliz sobre el escenario pacífico de la tranquilidad interior, bailaba una música que yo no podía escuchar, pero si imaginar. Me hubiera gustado saber cuál era la banda sonora que acompañaba sus pasos y aquellas graciosas caricias al aire… me hubiera gustado…

                Justo cuando pasó a mi lado, llegó a mi una mezcla de aromas gratos y bien conocidos; flores, madera, incienso… venían con ella  y me invitaban a cerrar los ojos otra vez y perderme en algún bosque poblado por mágicos seres inventados y los sonidos del silencio. La miré con timidez a los  ojos cerrados y al gesto feliz de su boca… también tuve tiempo para percatarme de que los audífonos que llevaba no estaban conectados a ningún aparato…la clavija jugueteaba acompañando los movimientos de  su cuerpo, tan libre como ella misma…

                José Angel Fernández  Díaz

                   

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11 agosto 2013 7 11 /08 /agosto /2013 11:27

   barco-solo-campelo.jpg            

                Ayer te vi…

                Ayer, cuando el día era una causa perdida y la noche una de esas muchas batallas absurdas, que se anunciaba ruidosamente; ayer, sobre la roca donde solíamos dejar florecer nuestros sueños.

                Llevabas entre las manos un viejo libro maldito, que antes yo te leía, mientras el mar no paraba de interrumpir con su ir y venir ruidoso, como las ilusiones. Yo, te miraba de lejos, tan lejos que con mi aliento podía despeinar tus sueños;  pero me entretenía acariciando mis recuerdos, tuyos también y amándote a contraviento, siempre a contraviento…

                Te vi, ayer, que podría ser casi hoy, si no fuera porque las horas, que apenas importaban, no paraban de mentir al día…y te podría ver siempre, cada día a cada hora o segundo, pero la voz de mi memoria es un extraño y achacoso pasajero que se ocupa de entretener, cuando se le antoja, los minutos vivos de mis horas muertas.

                No se muy bien si la noche era  de verdad, si la verdad había confundido al día, si tu eras un sueño y yo tu pesadilla, si aquel libro era una mentira piadosa, si aquella roca no era mi cama, o si mi sábanas eran olas al pie de la noche… solo sé, tan solo eso,  y puede ser poca cosa o el universo entero, soñar que te vi.

                José A. Fernández Díaz  

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7 agosto 2013 3 07 /08 /agosto /2013 01:33

    

     Una- Carmen Barrero Aguado (20 años, modista). Trabajaba desde los 12 años, tras la muerte de su padre, para ayudar a mantener a su familia, que contaba con 8 hermanos más, 4 menores que ella. Militante del PCE, tras la guerra, fue la responsable femenina del partido en Madrid.

     Dos- Martina Barroso García (24 años, modista). Al acabar la guerra empezó a participar en la organización de las JSU de Chamartín. Iba al abandonado frente de la Ciudad Universitaria a buscar armas y municiones (lo que estaba prohibido). Se conservan algunas de las cartas originales que escribió a su novio y a su familia desde la prisión.

     Tres- Blanca Brisac Vázquez (29 años, pianista). La mayor de las trece. Tenía un hijo. No tenía ninguna militancia política. Era católica y votante de derechas. Fue detenida por relacionarse con un músico perteneciente al Partido Comunista. Escribió una carta a su hijo la madrugada del 5 de agosto 1939, que le fue entregada por su familia (todos de derechas) 16 años después. La carta aún se conserva.

     Cuatro- Pilar Bueno Ibáñez (27 años, modista). Al iniciarse la guerra se afilió al PCE y trabajó como voluntaria en las casas-cuna (donde se recogía a huérfanos y a hijos de milicianos que iban al frente). Fue nombrada secretaria de organización del radio Norte. Al acabar la guerra se encargó de la reorganización del PCE en ocho sectores de Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

     Cinco- Julia Conesa Conesa (19 años, modista). Nacida en Oviedo. Vivía en Madrid con su madre y sus dos hermanas. Se afilió a las JSU por las instalaciones deportivas que presentaban a finales de 1937 donde se ocupó de la monitorización de estas. Pronto se empleó como cobradora de tranvías, ya que su familia necesitaba dinero, y dejó el contacto con las JSU. Fue detenida en mayo de 1939 siendo denunciada por un compañero de su "novio". La detuvieron cosiendo en su casa.

     Seis- Adelina García Casillas (19 años, activista). Militante de las JSU. Hija de un guardia civil. Le mandaron una carta a su casa afirmando que sólo querían hacerle un interrogatorio ordinario. Se presentó de manera voluntaria, pero no regresó a su casa. Ingresó en prisión el 18 de mayo de 1939.

     Siete- Elena Gil Olaya (20 años, activista). Ingresó en las JSU en 1937. Al acabar la guerra comenzó a trabajar en el grupo de Chamartin.

     Ocho- Virtudes González García (18 años, modista). Amiga de María del Carmen Cuesta (15 años, perteneciente a las JSU y superviviente de la prisión de Ventas). En 1936 se afilió a las JSU, donde conoció a Vicente Ollero que terminó siendo su novio. Fue detenida el 16 de mayo de 1939 denunciada por un compañero suyo bajo tortura.

     Nueve- Ana López Gallego (21 años, modista). Militante de las JSU. Fue secretaria del radio de Chamartín durante la Guerra. Su novio, que también era comunista, le propuso irse a Francia,  pero ella decidió quedarse con sus tres hermanos menores en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo, pero no fue llevada a la Carcel de Ventas el 6 de junio. Se cuenta que no murió en la primera descarga y que preguntó "¿Es que a mí no me matan?".

     Diez- Joaquina López Laffite (23 años, secretaria). En septiembre de 1936 se afilió a las JSU. Se le encomendó la secretaría femenina del Comité Provincial Clandestino. Fue denunciada por Severino Rodriguez (número dos en las JSU). La detuvieron el 18 de abril de 1939 en su casa, junto a sus hermanos. La llevaron a un chalet. La acusaron de ser comunista, pero ignoraban el cargo que ostentaba. Joaquina reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. No fue conducida a Ventas hasta el 3 de junio, a pesar de ser de las primeras detenidas.

     Once- Dionisia Manzanero Salas (20 años, modista). Se afilió al Partido Comunista en abril de 1938 después de que un obús matara a su hermana y a unos chicos que jugaban en un descampado. Al acabar la guerra fue el enlace entre los dirigentes comunistas en Madrid. Fue detenida el 16 de mayo de 1939.

     Doce- Victoria Muñoz García (18 años, activista). Se afilió con 15 años a las JSU. Pertenecía al grupo de Chamartín. Era la hermana de Gregorio Muñoz, responsable militar del grupo del sector de Chamartin de la Rosa. Llegó a Ventas el 6 de Junio de 1939.

     Trece- Luisa Rodríguez de la Fuente (18 años, sastre). Entró en las JSU en 1937 sin ocupar ningún cargo. Le propusieron crear un grupo, pero no había convencido aun a nadie más que a su primo cuando la detuvieron. Reconoció su militancia durante la guerra, pero no la actual. En abril la trasladaron a Ventas, siendo la primera de las Trece Rosas en entrar en la prisión.

 

            Las trece rosas…

            Inocentes todas, asesinadas por el régimen franquista, un 5 de Agosto de 1939, poco después de finalizada la guerra civil.

 

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3 agosto 2013 6 03 /08 /agosto /2013 10:34

                yo.jpgAlguna vez tenía que suceder, tarde o temprano iba a ser y fue…

                Paseaba mis sueños,  por una calle alejada del perímetro de seguridad de la esquina verde; sin hacer otra cosa que respirar, mirar y recordar de vez en cuando la voz de mis dolencias;  cuando, de súbito, entre las muchas imágenes atrapadas al vuelo, me encuentro con una que confunde  los sentidos que he puesto a disposición de la breve aventura emprendida…

                En la terraza de una cafetería, bajo una efímera sombra, un hombre, maduro, solo, de pelo escaso y mas blanco y gris que otra cosa, gafas colgando a media nariz, por debajo de la mirada azul, generosos mofletes y abundantes razones para pensar que, de los muchos vicios que puede tener, la comida no forma parte de los inconfesables… un libro de José Saramago,  “Claraboya”, sobre la mesa, junto a un café con leche… un colgante atado a una gastada cuerdecilla negra, sobre su pecho, conquistado por las canas, que asomaban en el centro de la camisa…

                Miré a aquel hombre con la curiosa e inquietante convicción de saber que no era éste el primer encuentro. Nos conocíamos; sabía que eso era cierto, pero, por más que lo intentaba, era incapaz de situarlo en algún momento de mi vida o entre mis amigos o conocidos… entonces ¿Quién era?...

                Justo cuando retiraba la mirada, encuentro que él abandona la lectura y se percata de mi presencia…. Me mira insistentemente, tanto como yo lo hubiera hecho poco antes, y muestra una evidente perplejidad en sus gestos, que, por otro lado, sin saber por que, conozco bien…

                Nos miramos con una intensidad sospechosa una docena de veces, hasta que un grupo de paseantes se interpone y desdibuja el momento… Aprovecho para seguir mi camino, confundido y asustado. De lejos, lanzo una última mirada que se encuentra con la de el…

                Pasó el tiempo y no pude arrancar de mi pensamiento lo sucedido. Encontré un edificio que llamó mi atención y decidí ceder a uno de mis vicios… Extraje  la cámara de mi mochila y tras colocarme adecuadamente, disparé sin percatarme del efecto espejo que creaba una de las puertas. Cuando miré la foto en la pantalla de la cámara me encontré con mi imagen sobre el cristal  y la respuesta a la  pregunta de quién podía ser aquel individuo de la terraza.

                José Ángel Fernández Díaz  

                  

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30 julio 2013 2 30 /07 /julio /2013 02:05

      oscuras-golondrinas.jpg          “Prometo que aprenderé de memoria una poesía para recitarte por teléfono, verás como soy capaz. El viaje es largo y aburrido, tengo tiempo de sobra. Te voy a sorprender.” –dijo al tiempo que con un sonoro beso se despedían-

          Ella competía en un torneo de internacional de voleibol en la playa de Matosinhos en la costa portuguesa…el por motivos de trabajo y compromisos políticos permanecía en Galicia… el 25 de julio no era un día cualquiera… El 24 tomaría un tren para reunirse con unos compañeros en Santiago…

          Se recordaron tanto que las horas resultaban infinitas… Ella se encontró con una playa que resultó desconcertante… Oporto estaba entre sus viajes de ensueño, pero  aquello que tenía ante sus ojos era una playa colonizada por el cemento  el asfalto y el turismo… desconcertada, esperó con impaciencia a que el la llamara mientras intentaba encontrar algún rincón hermoso donde posar la mirada.

          Antes de salir del trabajo, el buscó en internet una poesía que sabía bien cuanto gustaba a su novia… la imprimió y en cuanto pudo hacerlo, se dedicó a memorizarla poco a poco. La leyó entera mientras esperaba el tren y, aunque le resultó algo cursi y excesivamente cargada de misticismo, reconoció que el primer párrafo estaba muy bien… Cuando ocupó su sitio en el vagón casi se había aprendido la mitad de aquella parte con la que la iba a sorprender…

          Sobre las nueve menos cuarto de la noche, hora española, decidió llamar…

          -“Hola… te lo prometí; cierra los ojos…

 

        “Volverán las oscuras golondrinas

        en tu balcón sus nidos a colgar,

        y, otra vez, con el ala a sus cristales

        jugando llamarán;

        pero aquéllas que el vuelo refrenaban           

        tu hermosura y mi dicha al contemplar,

        aquéllas que aprendieron nuestros nombres...

        ésas...

  

            De repente un estruendo, la voz de el perdida en una multitud de gritos e inmediatamente el silencio…

            Ella, desesperada, remarca una y otra  vez,  para escuchar hasta la locura, como una voz mecánica le contesta “apagado o fuera de cobertura “… A su lado la euforia y la alegría de las compañeras que comienzan a organizarse para entrar en competición bajo la luz de una tarde maravillosa de verano…

            Decide conectarse a internet y se encuentra con los primeros datos que la hieren hasta arrancar el miedo primero y luego un llanto indetenible… “a las 20:40 horas, hora local, un tren con dirección Madrid-Ferrol, descarriló muy cerca de Santiago de Compostela…

            Eran en Portugal las 19:58 horas … ella se imaginó capaz de detener el tiempo e impedir que aquello hubiera sucedido…pero nada era cierto, tan solo el silencio y aquel dolor insoportable…

            Mirando al cielo de la tarde que anunciaba la noche inminente recitó:

            “ésas…

            ¡no volverán!

            José A. Fernández Díaz     

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23 julio 2013 2 23 /07 /julio /2013 02:13

Lamore.jpg

          Miraban a los ojos de la tarde, de frente, sin miedo… por no mirarse ella en los de el y el en los de ella…

          Miraban al fondo del escenario justo donde la comedia es todo ruido, para huir del estruendoso latido de sus corazones…

          Miraban sin ver y se miraban entre silencios, a hurtadillas, con todo el tiempo del mundo para equivocarse y unas pocas horas del día para cambiar rotundamente el de mañana…

          Miraban al lugar donde la inocencia no se refleja…

          Jose A. Fernandez Díaz

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23 julio 2013 2 23 /07 /julio /2013 01:46

               andrea-guitarra-poster.jpg

                Un día cualquiera con rematada injusticia, sin apenas ser consciente, la abandoné a su propia suerte, en algún lugar del desván de casa, en su caja, junto a muchas otras cajas colmadas de recuerdos que habían viajado desde el lugar donde algunos años atrás habíamos iniciado una nueva vida…

                Me la pidió; yo le había hablado de ella… La busqué. Cuando abrí la caja y me la encontré de frente, sentí tristeza y vergüenza. No éramos los mismos de la última vez. Una cuerda rota, desdibujaba su hermosa figura… y el polvo robaba el color… no había sido justo.

                La vio e inmediatamente la tomó con cariño entre las manos … me pidió un trapo, abrillantador de muebles, un alicate, aceite… y las cuerdas nuevas. Antes me miró a los ojos compartiendo conmigo una mezcla de tristeza y  desazón. Comenzó por desmontar, una a una, con mucho cuidado  las cuerdas que de vez en cuando dibujan en el interior de la caja,  notas gastadas por el abandono… cada gesto, cada acción tenía el calor de una caricia sobre la piel de algo que yo había amado… No sentía celos, no,  se trataba de algo que nos acercaba aún mas. Había decidido rescatar del silencio y del olvido la voz de mi guitarra… y con ello parte del espíritu que un día yo me dejara posado sobre algún lugar de mi pasado…

                Creo que le hablé de mi guitarra una o dos veces, en medio de alguna conversación. Estoy seguro de que mis palabras no se las llevó el viento; hoy, mientras se ocupaba de aquel objeto amado, se me antojó recordar como fue la primera vez que hablamos… y también a donde hemos llegado. Algunas veces la amistad nace hecha, claro que es preciso descubrir donde están sus puntos débiles y hasta donde llega la fragilidad sobre la que se sostiene…pero tiene el calor del fuego desde el principio.

                Una vez hubo terminado con la limpieza, comenzó a colocar con infinito cuidado las cuerdas; algún rayo del sol rebotaba en la superficie ahora brillante y se perdía entre las ramas de los árboles generosamente cubiertas por verdes mágicos. Cuando todas las cuerdas poblaron el mástil, comenzó a afinar y pronto florecieron las primeras notas de entre ensayos y juegos de los que solo son capaces los dedos y  manos curtidos por la pasión.

                Las notas se hicieron canción y mi hijo, que nunca había visto aquella guitarra, miraba a mi buen amigo como si se tratara de un mago, que se sacaba de aquel objeto melodías maravillosas…

                Aquel gesto, aquella forma de decir: “ me importas”, fue parte de uno de los regalos mas hermosos  que recuerdo haber recibido de entre las manos de un amigo…

                José A. Fernández Díaz                  

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15 julio 2013 1 15 /07 /julio /2013 02:16

                andrea-faro.jpgUn día,  Marta me explicó que sentía la necesidad de ser madre. La amaba, la amo y muy a pesar de cierto egoísmo, que hoy no soy capaz de entender,  decidí ser padre, sin imaginar cuales iban a ser las consecuencias… 

                Aquella mañana, al volver del trabajo, antes de comer,  me contó que estaba embarazada. Creo que no supe reaccionar… iba a ser padre; yo, padre. Yo que apenas había conseguido madurar lo suficiente como para ser independiente…padre. Así, con tanta facilidad. Estaba Marta y su instinto maternal para suplir toda la ignorancia de la que yo era capaz y más… No tardamos en saber que, no iba a ser Lucas, como deseaba Marta… esta vez no. Le tocó ser Andrea, una niña… un regalo para mi. ANDREA, mi hija. Me sentía madurar por momentos… mi hija. Aquella expresión me llenaba de responsabilidad.

                Un 15 de Julio terriblemente caluroso, Marta rompió aguas; cuando llegamos al hospital ella iba tranquila y yo a punto de infarto. Mi niña iba a nacer. Cuando por fin nació y con la mirada colmada de lágrimas, me sentí el inútil mas feliz del mundo… no sabía que hacer con aquel cachito de vida que lloraba, mientras el reloj se acercaba a las doce de la noche…

                Venía sin manual de instrucciones y por mucho que nos afanamos en buscar uno, concluimos en que lo mejor era improvisar y aplicar aquello de: si  no puedes vencerla únete a ella… Nos dejamos conquistar y nos conquistó. Cambió nuestras vidas, abandonamos costumbres y aficiones… perdimos la estúpida idea de propiedad… Hubo momentos duros, pero nos ha regalado una curiosa carga de felicidad escondida por todas partes, que aparece donde y cuando menos nos lo esperamos.

                Se me antoja pensar que es la niña más linda del mundo y si va conmigo a la playa las puestas de sol son especiales, o las tardes de lluvia mágicas… Hace bien poco, me percaté de que ya no es mi chiquitina; se hace mayor, independiente… Bailaba entre sus compañeros, en la despedida  curso, mientras yo la grababa en video. Estaba tan bonita, tan frágil, tanto… como aquella noche en que la vi nacer… y esta vez también  me costó mirarla, porque un inoportuno llanto me abordó sin previo aviso. Habían pasado, entonces, casi nueve años…

                Hoy mi niña cumple nueve años, nueve, que no son nada, pero que me han hecho ligeramente mas consciente de mi ignorancia y definitivamente mas seguro de que la vida esta construida a golpe de sorpresas… Ella, Andrea,  mi niña, es la luz de una sorpresa constante, el eco de la felicidad y la esperanza… eso, la esperanza.

                José A.  Fernández Díaz        

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12 julio 2013 5 12 /07 /julio /2013 08:44

aquella mañana

          Aquella mañana al despertar descubrimos que tu apenas eras yo y que yo,  a duras penas, era tu; también que aquella cama no éramos nosotros y aquella luz se nos había ido de las manos…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que los príncipes azules solo existen como enfermedad y las princesas no tienen donde caerse muertas; también que los reinos son solo una mala idea que vale para ilustrar peores pesadillas…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que las palabras tienen el calor residual de las plumas enfermas de deseo y el verbo es un ejercicio  insano de haceres cansinos; también que mas vale tarde que mal acompañado…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que los cuerpos tienen límites  para ser rebasados y extremos para ser rodeados; también que un pelo de tonto está mas a mano que el agua que no has de beber…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que el sexo es una meta, de meter  y una constante conexión entre carnes con nombres casi siempre distintos, también una ilusa manera de interpretar  el discurrir pacifico de las nubes…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que dios insiste, solo a través de quienes creer tener la exclusiva y la reserva de derechos de autor, también que una misa y otra misa ya son dos misas… muchas misas desde luego…

           Aquella mañana al despertar descubrimos que uno y otro no son necesariamente  otro y uno… pueden ser otro y una o una y una; también que los locos tiene la mala costumbre de interpretar el mundo al revés  de cómo lo ven los que no lo entienden…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que la paz es un bípedo con alas que revolotea entre cadáveres que sonríen al enemigo; también que quien tiene un amigo puede que tenga un enemigo en potencia, una bomba de relojería imprecisa…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que las pesadillas son unas señoras muy alegres que entretienen  días  y noches suyos, contando garbanzos de dos en dos; también que un triciclo es ni mas ni menos que una prueba evidente de la existencia del demonio…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que un político es un ser animado, dotado de extraños poderes que lo hacen sobrevivir al poder de la visión constante de la miseria y el abandono; también que existen compuestos químicos capaces de vencer el poder de los políticos… pero hacen mucho ruido.

          Aquella mañana al despertar descubrimos que la vida es una manera curiosa de evitar la muerte y la muerte una manera definitiva de terminar con la vida; también que entretanto no está de mas una docena o mas de cervecitas frías…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que un lavabo sirve para desmaquillarnos al despertar; también que un bidet es un artilugio ideado para que el wáter no esté solo en la minúscula inmensidad del cuarto de baño y para que  sirva de revistero; también que un buenos días no siempre se puede tomar en serio…

          Aquella mañana al despertar descubrimos que las cosas algunas veces son lo que parecen y también que aparecen cuando no se buscan….

            José A. Fernández Díaz

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Presentación

  • : El blog de atrapado-en-la-esquina-verde
  • : Allí donde los verdes son variados e intensos, los mares furiosos algunas veces y otras tan pacíficos que son como el cielo azul, allí donde la tierra tiene antojos, perversamente montañosa algunas veces, suave y generosa otras, escarpada y escabrosa cuando quiere, fértil siempre; donde el sol se esconde enamorando la mirada o encogiendo el corazón. Aquí estoy gustosamente atrapado y describo el reflejo de mis profundas intenciones... Desde Galicia, mi esquina verde.
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  • Invasor atrapado en el territorio sin límite de los sueños y lo políticamente incorecto... Eterno indignado y perverso militante de causas pervertidas.
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