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6 marzo 2013 3 06 /03 /marzo /2013 01:10

              250px-Cristobal_Rojas_01-1-.JPG

               Los sueños están hechos de ruidosas verdades,  cuando tienen su destino marcado por aquello que va mas allá de uno mismo. Algunos hombres, algunas mujeres,  han soñado para los demás, han herido sus esperanzas en las rocas de mares bravos y difíciles, de playas hechas para el después, para el descanso tras la victoria o la satisfacción de oler el fragante aroma de los frutos nuevos…

               Este tiempo nuestro está poblado de farsantes versátiles, perversos vendedores de clamorosas  mentiras… inútiles coronados por la fortuna  que no para de crecer, sostenidos por la ignorancia, alimentada generosamente por peligrosos hijos del capital salvaje y asesino. Estos días nuestros están saturados de venenosas siglas que refieren grupos de intereses que se hacen llamar partidos y que ni tarde ni temprano, siempre,  muerden la carne curtida y herida del obrero  que les da de comer… si, con la fuerza de sus esperanzas, la firme convicción de creer  en ideas cacareadas por los que mienten,  y que no dejan de ser verdad muy a pesar  de ser violadas constantemente,  por militantes de bandas organizadas bajo las siglas de lugares comunes, donde antes se alojaban verdades y  valores…

               Miserables ladrones, corruptos, indeseables asesinos de esperanzas que gobiernan  sus causas,  alejadas del aliento de la calle… reyes, reinas, príncipes , princesas y demás familia de malnacidos monarcas de mierda que no saben cual es el sentido de la vergüenza …

               Cada vez que nace una ausencia ruidosa, cada vez que desaparece un referente, aún cargado de errores, muere con el buena parte de la esperanza… Últimamente crece la desolación mas que la esperanza… Salud camaradas ausentes…

               “La revolución es algo que se lleva en el alma, no en la boca para vivir de ella” (Che).

               “Podrán Morir las personas pero jamás sus ideas” (Che)

              Salud Camarada, Descansa en Paz…

              José Angel Fernández Díaz

 

 

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5 marzo 2013 2 05 /03 /marzo /2013 01:33

demasiado-cielo.jpg

Demasiado,  cielo  –me dijo cariñosa-

Es lo que hay… -respondí  sin apenas pensar-

¿Tu crees? - me pregunto-

Me esfuerzo en no hacerlo – le dije-

Hacer el qué?...-preguntó confusa-

Creer – respondí-

No crees? – preguntó mirándome a los ojos’

Creo que no. –Respondí mas que nada por molestar-

Pero no estas seguro? – inquirió-

Tengo días –respondí un tanto colmado-

No me lo puedo creer – explicó-

Yo tampoco, cielo… demasiado complejo para mi… demasiado, cielo.

José A.  Fernández Díaz.

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4 marzo 2013 1 04 /03 /marzo /2013 01:14

                tarde fría

                Te miré de lejos…

                La tarde era fría el viento intenso y el mar bravo y ruidoso. Ibas sola con tus pensamientos… tan pequeña y meditabunda. No se si la vida te ha enseñado ya que no todo tiene siempre el color de la felicidad... Intento que seas feliz, lo intento hija mía, pero este mundo es de verdad y los finales felices  comienzan a ser escasos. No puedo engañarte, no quiero contarte que ahí fuera el sol brilla siempre y que las princesas son siempre buenas … Con el tiempo aprenderás a defenderte de falsas verdades y verdaderas mentiras que tapizan el lugar donde nos toca sobrevivir… con el tiempo aprenderás a leer en los días fríos  el mensaje de la esperanza y a esperar  y a luchar para que las cosas cambien cuando de nosotros depende…

                Me gusta mirarte de lejos y tenerte cerca…   

                José A. Fernández Díaz  

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28 febrero 2013 4 28 /02 /febrero /2013 02:06

                opio.jpgSupongo que la imaginación, libre y asilvestrada, campando a sus anchas,  por el peligroso territorio de lo insólito, puede llegar a crear paraísos profundamente entrañables… Creo que en el contexto de un “debate sobre el estado de la nación”, es normal que la mente abandone al cuerpo, lo deje allí frente al televisor y toda esa colección de extraños seres que pueblan las cortes y que describen con sus hilarantes y bochornosas formas y maneras, un alejamiento cada vez mayor de la especie humana reconocible por los bípedos implumes,  que mantienen vivas y generosamente habitadas las colas del paro, así  como muchas otras pruebas de que el mas allá  donde habitan sus señorías  es cosa aparte de la realidad tangible…

                Pues bien, puede que en esa huida virtual hubiera alcanzado un estado de graciosa ventura y desproporcionada imaginación al servicio del  placer… lo cierto es que recuerdo bien el momento: Una tarde amable, generosa de sol y salitre… al fondo, justo donde la arena se confunde con las aguas pacíficas, dos sudorosas mujeres jugando a quien sabe qué extraño planteamiento extrarradio,  entre el tenis y el ping-pong de proximidad; escuetamente cubiertas por insignificantes triángulos atados entre sí,  simples y estratégicos límites a lo visual y puertas abiertas a la vertiginosa imaginación…  Nosotros a lo nuestro… agradecí el cubito de hielo que mi buen amigo dejó caer en el interior de mi  vaso,   tras verter con gran cuidado,  una abundante cantidad de nuestro licor de hierbas… Confieso que el encuentro entre el liquido dorado saliendo de la botella oscura  y el  glorioso sol, me cegó temporalmente; una insólita manifestación de buenas intenciones, nada más que eso… pronto pude reencontrarme con los triángulos al fondo del paisaje… bebimos, una vez más, deseando que aquel delicioso líquido no nos dejara ver el fondo de la botella…

                Entre sorbo y sorbo, nos entreteníamos desdibujando o emborronando la visión cada vez más confusa de la realidad en la que nos tocaba vivir… hablamos de música, de amistad, de tiempos pasados  aparentemente mejores, de presentes nada despreciables , de mujeres ajenas y propias,  según el libro de familia, de hombres perversos que entienden de fútbol y dicen entender de otras cosas de las que no saben hablar…  nos contamos historias con protagonistas, algunas veces, ausentes ya y otras un poco inventadas… Hablábamos y bebíamos bajo el sol cuando de repente, al tiempo, sentimos un dolor agudo en el riñón derecho… nos miramos a los ojos, sabíamos que aquello tenía un nombre y que pronto el dolor terminaría haciéndose con nuestro estado de ánimo,  hasta convertirnos en dos guiñapos retorciéndose sobre la arena…

                No sé cómo pero conseguimos llegar al hospital, al servicio de urgencias concretamente. Entonces éramos dos colecciones de dolores diversos e insoportables que solo querían morir… Una enfermera se ocupó de descubrir que se trataba de sendos cólicos nefríticos, uno para cada uno… y quizá porque habíamos llegado juntos, apoyándonos el uno con el otro y traíamos una misma dolencia, decidieron meternos en la misma sala.  Luego cada uno en su camilla, embutidos en pijamas institucionales con publicidad incluida, nos dedicamos a sudar en frío, evitar vomitar, quejarnos de mil formas diversas, a maldecir los cálculos renales y a rogar a la enfermera que fuera buena y pusiera fin a aquel suplicio de la forma que fuera… estábamos dispuestos a morir si fuera preciso…

                Cuando la enfermera nos dejó solos temimos haber sido desconsiderados y quejicas en exceso. Habíamos decidido ya quien iba a salir para pedir perdón, cuando volvía la enfermera con una compañera,  cargadas de bolsitas de plástico llenas de líquido transparente y otros artilugios… Nos pidieron que  nos acostáramos en las camillas. Horadaron nuestros brazos con unas agujas donde conectaron las bolsitas cargadas con Dolantina, escuché decir…

                Pronto sentimos, en una inexplicable conexión cósmica, como el dolor iba cediendo poco a poco y se abría paso una maravillosa sensación de glorioso viaje astral… Nos miramos y apenas pudimos reprimir las lágrimas,  mientras nos resistimos a levantarnos para celebrar con un intenso abrazo  la llegada al paraíso… Aquello era el colmo de la felicidad, dolantina, se llamaba…

                Para cuando volví al cuerpo que sostenía mis ideas, dos lagrimones se descolgaban  sobre mi camiseta preferida, sus señorías continuaban avergonzando a sus votantes y la tarde había sido ocupada por la noche…

              José Angel Fernández Díaz.     

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26 febrero 2013 2 26 /02 /febrero /2013 01:17

          no-sere-yo-copia-1.jpg

          No…, no seré yo quien intente convencerte de que la belleza puede estar en cualquier parte  o en todas partes y que no necesita pruebas… si miras bien… Tampoco seré yo quien pretenda explicarte que pronto será primavera  y los hermosos cielos grises serán entonces hermosos cielos azules …

José A. Fernández Díaz

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26 febrero 2013 2 26 /02 /febrero /2013 00:58

          miseria.jpg

           No supo explicarlo, quizá no quiso hacerlo… ni tan siquiera intentarlo…

           Una mañana cualquiera dejó la cama donde,  entre mantas, huía, durante algunas horas, de la puta realidad, y se perdió para siempre en el infierno de un tiempo sin futuro ni esperanza, de calles aprendidas de memoria a golpe de pasos inciertos, sin destino ni razón… de miradas jóvenes y también gastadas,  dispuestas a ofrecer o dibujar,  tal vez ,  un gesto cualquiera entre la pena y la indiferencia o cualquier otra cosa de nueva manufactura, inútil como la lluvia en el mar…

           Aprendió a vivir entre sombras y luces eternas, entre paredes ajenas con puertas abiertas al miedo y ventanas con vistas a la pesadilla que no cesa… a posar su cuerpo sobre cartones que antes envolvieron la suerte de otros o periódicos,  donde la realidad viajaba en un blanco y negro que el no era capaz de entender y  que nada tenía que ver con aquel donde las entrañas de la vida suya habían quedado atrapadas…

           Una mañana se levantó para despertar a la inexplicable sensación de perderlo todo y de perderse con lo perdido,  entre los límites de farsas y mentiras,  a la medida de una realidad  hecha para unos pocos. No hubo tiempo para preguntar por qué, tampoco espacio para soportar reproches…La vida,  antes suya, se había ido a otra parte, mientras el soñaba con seguir soñando. Se había quedado con lo puesto y unas pocas lágrimas para lavar las primeras penas… también con  su fiel compañero y aquella presencia sólida como la piel de las rocas…

           La miseria tiene el color de la mirada de quien la mira de frente, también el de quien no es capaz de mirarla porque lo ciega el miedo o la culpa…

           José A. Fernández Díaz.

 

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22 febrero 2013 5 22 /02 /febrero /2013 20:25

             neil.jpg

             Algunas veces… unas pocas o muchas, a veces, resulta que mirando fijamente y luego cerrando con mucha fuerza los ojos, nos encontramos con que en la realidad urbana existen mensajes ya no subliminales pero si cargados  de magia…

             Al abrir los ojos me encontré con la imagen viva de esa música que no pasa de moda porque la moda no importa…

José A. Fernández Díaz.

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22 febrero 2013 5 22 /02 /febrero /2013 20:04

corazon.jpg

-¿Me quieres?...

-¿por qué?...

-¿Cómo por qué?...

-Si, ¿por qué?, por qué tienes que preguntar, es que acaso no se nota?...

-Me gusta escucharlo.

-¿No te basta con sentirlo?

-No te entiendo…

- Y tu, ¿me quieres?...

- ¿Lo dudas?...

-No. Pregunto igual que tu lo has hecho. Es lo mismo…

-Yo me conformo con los hechos…

-Es distinto.

-Claro. Tu  me quieres porque yo soy capaz de sentirlo; pero a ti te hacen falta mis palabras…

-Yo se que te quiero…

-Y, ¿cómo lo se yo?...

-Tu lo sabes, ¿no?...

-Te lo he preguntado porque me hacía falta preguntarlo…¿Me quieres?...

-¿Por qué?...

-¿Cómo por qué?...

-Si, por qué, por qué tienes que preguntar…¿ es que acaso no se nota?...

José A. Fernández Díaz.

 

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16 febrero 2013 6 16 /02 /febrero /2013 23:33

                diana.jpg

               No sé bien en qué año sucedió, pero lo cierto es que nuestra vida, la de mi hermano, mis padres  y la mía, cambió. Recuerdo a mi padre con ella en los brazos;  tan pequeñita y peluda. Nos dijo que era un pastor alemán; pero  no se parecía a los que yo conocía o había visto alguna vez, y es que Diana era especial, era albina… No sé bien por qué decidimos llamarla así, Diana, pero me gustó que tuviera un nombre de persona, al fin iba a ser parte de nuestra familia.

                Diana se hizo dueña de nuestro hogar inmediatamente. Crecimos juntos, inventando juegos y travesuras; una de estas últimas,  cabreó a mi padre, tanto que decidió llevarse a nuestra perra a su taller, que en realidad no estaba demasiado lejos del piso donde vivíamos. Llevaba con nosotros una o dos semanas y, como es lógico, provocaba grandes problemas. Una mañana se la llevó para que viviera en su taller. Para verla tendríamos que visitar el lugar de trabajo de nuestro padre. Lo curioso es que pocas horas después estaba de vuelta en casa, en un séptimo  piso, una manzana más allá del taller de mi padre… y sola, completamente sola.  Huyó sin que mi padre se percatara, buscó el edificio, esperó a que alguien abriera la puerta, se coló y subió hasta nuestro piso, allí ladró hasta que mi madre, perpleja, la encontró al otro lado de la puerta…  Fuimos infinitamente felices al volver del colegio. Todos entendimos que aquella era su casa y que nosotros éramos su familia, para siempre.

                Llevábamos a Diana con nosotros  siempre y este siempre suponía que nuestro coche  fuera siempre muy grande. Diana se convirtió rápidamente en un hermoso ejemplar gris  muy claro y de pelo largo y sedoso, cariñosa e inteligente en extremo… con una mirada inolvidable. Un día tuvo un collar,  con una pequeña placa en la que papá escribió Diana, un collar que jamás estuvo unido a una cadena…

                Una noche  cualquiera hace más de treinta años mis padres decidieron volver a España; volvíamos todos, Diana, que ya era mayor, también, claro. Entonces nuestra perra estaba un tanto pasada de kilos y nos tocó ponerla a dieta. Recuerdo que la acompañé  en aquella novedad. Cuando nos tocó viajar lo hicimos con algunos kilos de menos… Mi billete costó lo mismo el de Diana nos resultó muchísimo más barato. Cuando nos reencontramos en Vigo, lloramos mientras nos relataba a su manera el suplicio por el que había pasado,  metida en una jaula, de avión en avión. Nos acompañó en un largo viaje en coche hasta Ferrol y luego a Valdoviño…

                La recuerdo campando a sus anchas alrededor de la casa de mis padres, feliz entre árboles y pisando la tierra fresca tapizada de mil verdes… la recuerdo durmiendo al pie de mi cama como lo hacía en Caracas.

                Una mañana amaneció especialmente cansada… le ofrecimos todos los mimos y cariño del que fuimos capaces… una mañana, gris y fría de invierno nos dejó… Yo tenía 19 años, Diana, había acompañado mi niñez, la dura adolescencia y momentos inolvidables en los que nunca faltó aquella compañía, aquel  saber estar siempre, aquella forma de mirar… Nos hirió su ausencia con un dolor que duró mucho, mucho  tiempo…

Hace algún tiempo me encontré, en el desván de la casa de mis padres,  con aquel collar donde papá había  escrito “Diana”… Una ola de recuerdos me alegraron el día… Diana,  llenó  buena parte de mi vida con fidelidad y cariño sincero y gratuito.   

José A. Fernández Díaz

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16 febrero 2013 6 16 /02 /febrero /2013 11:45

          aguas-mansas-3.jpg

          Sentir, Pensar…

          Una cosa y también la otra; cada una en su lugar y, algunas veces, en el lugar de la otra... sentir y pensar pueden ser el complemento perfecto cuando viajamos velozmente hacia ninguna parte. Sentir, sentir con el pensamiento erecto...pensar, pensar con el sentimiento a ras de piel...

            Y las dos juntas…también… y puede que tal cosa, tal conjunción, inspire poesía, puede, o una noche interminable, maravillosamente inmensa de sensaciones contadas cara a cara, sentidas y consentidas, miradas y respiradas…

            Los tiempos que marcan nuestro ir y venir alejan muchas veces, tantas y demasiadas, el sentir del pensar y el pensar del sentir… Sin querer aprendemos a perder oportunidades y dejar escapar colecciones de caricias a la realidad…

            Sin querer puede que  dejemos de pertenecernos, sucederá cuando tengamos que pensar en sentir…

            José A. Fernández Díaz

 

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Presentación

  • : El blog de atrapado-en-la-esquina-verde
  • : Allí donde los verdes son variados e intensos, los mares furiosos algunas veces y otras tan pacíficos que son como el cielo azul, allí donde la tierra tiene antojos, perversamente montañosa algunas veces, suave y generosa otras, escarpada y escabrosa cuando quiere, fértil siempre; donde el sol se esconde enamorando la mirada o encogiendo el corazón. Aquí estoy gustosamente atrapado y describo el reflejo de mis profundas intenciones... Desde Galicia, mi esquina verde.
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  • Invasor atrapado en el territorio sin límite de los sueños y lo políticamente incorecto... Eterno indignado y perverso militante de causas pervertidas.
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