Llevaba el corazón a rebosar y muy próximo a estallar, la esencia que aquel hombre había hecho a la medida de sus sentidos en el bolsillo de la chaqueta y ganas de no llegar a ninguna parte, simplemente porque en realidad no deseaba irse. Apenas fue capaz...
La luna se había puesto a reinar en la noche colmada de estrellas. No había alcanzado toda su redondez pero llamaba a la mirada con una intensidad desconcertante. Para cuando me la encontré flotaba sobre una columna que anunciaba el camino de Santiago...
Recuerdo, con la presencia de una herida abierta, el momento gris en que rugieron las sirenas de la fábrica y junto a la incapacidad para aceptar lo previsible nos encontramos con la dolorosa crónica de lo sucedido… Muerta una compañera; asesinada por...
Decidido a romper en mil pedazos la ruidosa ausencia salí de casa y caminé despacio, con destino al lugar donde comprar, por unos pocos euros, uno o dos litros de felicidad ficticia y pasajera. Apenas habían pasado ocho días desde que ella decidió cambiarme...
Recuerdo que aquella tarde llovía torrencialmente; lo recuerdo bien porque en Caracas la lluvia cuando llegaba lo hacía de manera estruendosa casi siempre… y además por un curiosísimo hallazgo en la radio de mi habitación. No sé cómo ni por qué pulsé...
Lo cierto es que cuando el reloj de la oficina rozaba las seis de la tarde decidí poner algo de música. Metí un cassette en el reproductor que utilizaba para grabar las juntas y después de rebobinar hasta el principio, pulsé el play. Tras un breve zumbido...
Sin saber cómo o por qué comenzó a habitar entre ellos y en la atmósfera de de su casa una curiosa ausencia de diálogo, un silencio incompleto pero perceptible. Terminaron por reconocerse capaces de encontrar ruidos que parecían nuevos inmensos en ausencia...
Puede que se hubiera perdido algunas clases en la escuela de la vida. Puede que hubiera suspendido algún curso y, sin ánimo para repetir, se dedicara a improvisar como el buen loco que se estaba construyendo entre marea y marea de aquella historia suya....
Se rozaron en el autobús aquella vez en que una poderosa tormenta se descargaba sin compasión sobre los habitantes de la esquina verde. Se rozaron otra vez al bajar en la parada donde coincidían y volvieron a hacerlo una mañana clara al subir, de camino...
La experiencia, confundida entre los calcetines sucios, como parte del equipaje es algunas veces y muchas también, una carga inútil pero inevitable. Alejandro leía con locura y vivía con algo de cordura para compensar. Había aprendido a reconocerse en...
Un día cuando tenía quince años Bárbara decidió que quería ser simplemente espectacular … y lo decidió sin querer. Tomó como ejemplo a sus padres; decidió no ser como ellos. Ella quería que la miraran con envidia y deseo; quería conocer gente interesante...
Algunas veces la voz que nos empuja a seguir nace de la esperanza que juega a entender la vida. Volvió a casa cansado y triste, derrotado y aburrido. Curiosas y nuevas sensaciones en la piel y los sentidos de un hombre fuerte, fiel a sus principios, a...
(Dibujos de Cristina Bumbury) La soledad ocupaba buena parte de su casa-estudio y también toda la superficie deshabitada del lienzo que miraba como si se tratara de una ventana con vistas a otro lugar de la realidad. Sin tiempo para pensar hizo una curva...
Había olvidado como era amar. Había amado tanto y de tantas maneras que, sin saber como, un día se quedó con la última como si fuera la definitiva y no volvió a reconocerse alcanzado por aquella curiosa sensación de abandono hasta que una tarde, entre...
Atrapados o bunquerizados en sus locus, imperturbables en sus ideas, egoístas en sus formas, Burócratas del pensamiento, interpretan la realidad desde sus legajos, anacrónicos y oxidados por los años... no advierten que el tiempo no mira atrás, que corre...
Justo al entrar me encontré con su mirada intensa, profunda, ciertamente inquietante. Reconozco que el uniforme distraía el encanto de todo cuanto en ella me gustaba; pero no lo suficiente como para que no fuera capaz de caer en la cuenta de que aquella...
En el exterior inmenso que rodea la esquina verde y en la esquina verde, algo está cambiando. Las voces que claman por el cambio son pacíficas, cargadas tan solo con el verbo claro y contundente de quien cansado de esperar y de encontrarse con promesas...
Un día cualquiera encontraron que la voz quieta de la palabra escrita unió aquellos pensamientos suyos… Decidieron conocerse y con la palabra por delante se lanzaron a la aventura de explicar con letras y signos el lenguaje de los sentimientos. Aquello...
Se amaron, cada día, todos los días y horas, como si supieran que aquello tenía un final escrito o dibujado o gravado en algún lugar del futuro… La primera vez ella venía, dejando la noche vivida con intensidad al fondo de la calle; arrastrando las primeras...
Banda Sonora: La belleza de Luis Eduardo Aute. Donde se aloja la belleza?... en el ánimo de quien mira o en lo que mira… Acaso en las olas que rompen violentamente contra el acantilado o se deslizan suavemente sobre la arena. Está tal vez en el cielo...
Para cuando despertó, el señor candidato mentiroso y perverso, los pastores inquisidores de rebaños condenados, los jefes pervertidos de religiones reinventadas, dictadores con voz amable e ideas agrias y amargas y otros muchos opresores diversos, seguían...
Quiso imaginar que había conquistado la belleza, alcanzando a rozar con la mirada el gusto por las cosas hechas a la medida… Ella era un sueño con esquinas y bordes tangibles, era algo hecho realidad o construido para hacer morir de envidia a los habitantes...
Cuando escuchó cerrarse la puerta consideró que ya era tarde… entonces, solo entonces, se ocupó de reconocer el breve espacio que rodeaba y atrapaba aquellos sentidos suyos. Apenas fue capaz de reconocerse en la primera pared y menos aún en las otras...
Un supermercado está lleno de curiosos pasajeros. Confundido, perplejo y al borde del abandono, apuraba los minutos de que disponía, entre las interminables muestras y cebos perfectamente alineadas y ordenados para capturar a una sociedad hambrienta de...
Llovía, aquella tarde llovía con cierta cadenciosa intensidad… Las horas para mi discurrían tras el cristal… Aquella edad mía impedía que tuviera muchas opciones. Tenía, creo, siete, tal vez ocho años… recuerdo que llovía. Con nitidez acude a mi memoria...
- Vendo Manual de Supervivencia para Corazones rotos, con mucho uso.
- Se agradecen los comentarios... yo también tengo derecho a leer.