Me gusta recordarte y recordarme… como si estuviéramos sucediendo, como si no fuera solo memoria y nostalgia. El tiempo nos ha herido con soles y lunas, también alguna borrachera compartida y muchos sueños comunes…
Para cuando me dejaste había aprendido a contar estrellas y a desafinar guitarras. Me dejaste con lo puesto que, por ser domingo, era poco mas y poco menos que mi colgante en forma de luna…
Me dejaste en blanco y negro y eso no te lo reprocho pero el color hace de las cosas una marea de sensaciones apetecibles…
Sabias, sabia que no nos íbamos a entender empleando las mismas palabras con las que podíamos comunicarnos con los otros… y no nos entendimos… lo comprendo. Pero me hubiera gustado que me dejaras con ruido de cosas rotas, sin dudas, con desazón y el corazón roto cara a cara…
Por eso me gusta recordarte, por eso… y recordarme como si estuviéramos sucediendo como si no nos hubiéramos dejado de ser… o dejado simplemente… sin mas. Como si no nos hubiéramos dejado de ser pareja dispar, compleja pareja que solo se entiende bien piel a piel…
Piel a piel… sin palabras.
José A. Fernández Díaz.