Ella encontró que él llevaba:
Un diccionario de palabras para decir al oído.
Un lápiz para escribir el final de los sueños, sobre la paz de las nubes.
Una copa para dos.
Una cuchara para dos.
Una linterna para alumbrar el camino de regreso.
Un juego de alas para volar bajo la lluvia.
Un paraguas para las noches de luna llena.
Un cuento para dormir niñas malas.
Un frasco de perfume con esencia de nostalgia.
Un paquete de pañuelos para atrapar las lágrimas de cansancio.
Un diario del pasado por vivir.
Un reloj despertador, con los días contados.
Un paquete de caramelos con sabor a besos perdidos.
Una corbata para salir a buscarla entre ruinas.
Una almohada con el perfume de las mejores noches.
Un suspiro atrapado entre la piel de una servilleta.
Una moneda sin cara ni cruz.
Un carnet de donante de vida vivida.
Una foto del beso ideal.
Una canción sin propietario.
Una llave para cerrar desilusiones y abrir esperanzas.
Una bolsa llena de ganas y una cajita a rebosar de promesas…
José A. Fernández D.