Decidido a prescindir de los días de lluvia, se dio un respiro entre ceja y ceja, con una bala de fogueo. Escupió al aire con tanta precisión que terminó por herir de muerte un rayo de sol trasnochado e incauto, aburrido como una tarde de tordos.
Aterido de brío, se tomó un baño sabático, sin sábados y domingas , sin son ni ton u otra cosa Mari Rosa. Tampoco, con lo poco que cuesta una caída en picado hasta el allá pasando por el acá.
Aterrado vivo, bajo las sábanas lila profundo, casi púrpura, encontró su media naranja, dispar porque hubo un tiempo en que fueron dos…una para cada pierna y dios en la de todos. La encontró envuelta y media en una vieja corbata con bata y pantuflas, pipa y anteojos para verde que te quiero verde, para verde cerca y verde oliva.
Medio muerto por una dosis de ti o casi ti… o casi dosis. En todo casi y en nada todo quiso reinventarse inventándote con piezas de re-puesto, puesto de algoooool hasta las tejas y se rompió en vil pedazo ssssshhhh!, que parece que duerme.
La verdad es que no quiero estar en un mundo sin tiempo para los sentimientos … No, no quiero no estar. Me duelo a mi mismo con dolor ajeno. Se me caen las palabras de entre las ideas; y confundo la insana realidad, la vida que está, con la vida que no está ahí fuera. Puede que entrelíneas la realidad suene un poquito más acompasada… puede, tan solo puede.
José A. Fernández Díaz