Equivocar las herramientas justo en los dos últimos minutos antes de abandonar la vida es necesariamente un error irreversible pero sin importancia…
Puso sobre la mesa un bolígrafo, un folio en blanco y una pistola … cerró los ojos y pensó si realmente tenía sentido dejar esas últimas palabras de rigor. Concluyó rápida y definitivamente que la última palabra no era de su propiedad y optó por vaciarse la vida sobre el folio sin literatura aunque con una triste historia de fondo…
José A. Fernández Díaz.