“Imposible imaginar al límite… imposible; tanto como atrapar al vuelo un sueño…. Tanto y más. Imagino el cuerpo tuyo, desnudo, apenas dibujado bajo la luz breve y suficiente, invadido por el perfume que nace al borde de tu piel abandonado sobre las sábanas…imagino y construyo con la paciencia de quien esculpe en el viento la estructura efímera de tus sensaciones y el aleteo de los pensamientos que nos envuelven… imagino.
Entretanto el reloj golpea sutilmente, segundo a segundo, sobre la mesa atiborrada de libros y sueños, de papeles en blanco y esperanzas muertas … imagino… La ventana abierta aceptando la incontenible arremetida de las últimas brisas del verano que nos encuentra en el interior apenas definido … Imagino… atrapo sueños en la palma del deseo y mientras los miro a los ojos echan a volar sin compasión, abandonan al iluso soñador de mentiras en blanco y negro en que me ha convertido el reiterado viaje al pasado…. Imagino…. El tacto de tu piel herida por el impacto de los besos míos encendidos, ardientes como la fe…
Imposible despertar, abandonar el borde de la realidad para dejarme caer sobre la imagen que flota en el espejo de las aguas mansas… Imagino para no despertar…”
José Angel Fernández Díaz