Es curioso, nos despedimos igual que lo hacíamos todos los días, como siempre… un hasta luego en la misma esquina. Aquella tarde, aquella última vez, sin embargo, miré como se alejaba, como su imagen se desdibujaba en la distancia… nunca pensé que aquello fuera a suceder de verdad.
Pocas horas después volaba de vuelta al lugar donde nací y en aquel donde intenté crecer como persona se quedaba no ya lo que hasta entonces había construido de mi vida, sino uno de sus motivos… William, mi mejor amigo, mi hermano…
En el aeropuerto desperté, mientras miraba aquel descomunal armatoste maniobrando al otro lado del cristal de la terminal… desperté y rompí a llorar… Entre Caracas y Galicia mediaban horas de kilómetros y kilómetros de minutos … tuve tiempo para revolver en el pasado y valorar lo que dejaba atrás.
Habíamos hecho de nuestra vida algo común. Compartíamos pasiones, ilusiones, deseos… incluido un primer amor, ¿cómo no?... Para cuando el me habló de ella, ella ya era parte de mi… no fue para ninguno de los dos. Se convirtió en la gran amiga. Nos quedó la música, la poesía, largas conversaciones mientras consumíamos kilómetros de avenidas en la Caracas de los 80´s …
William me vio caer y me ayudo a levantarme, supo aconsejarme, confió en mi aún cuando creo haberle fallado. El tiempo y la casualidad han hecho que 22 o 23 años después nos volviéramos a encontrar… una vez mas, otra vez… Yo he envejecido merecidamente mal. El ha sabido hacerlo mejor. Ahora viajamos con otros equipajes y es que 25 años no pasan sin que se note, no son gratuitos…
Recuerdo el reencuentro… me gustó hallar en sus ojos la misma manera de mirar… no hemos perdido la esencia. Juntos fuimos locos a rabiar y furiosos inventores de artilugios para desconcentrar a la aburrida realidad; supimos encontrarnos bien con aquello que nos hacía felices y también perdernos en la selva de feroces nuevos sentimientos… juntos fuimos algunas muchas cosas para recordar… Con el tiempo la vida nos ha hecho necesariamente responsables de algunas cosas, exploradores cuidadosos de otras, padres orgullosos, de hijos en los que nos gustaría encontrar el reflejo de lo que fuimos y tanto nos unió…
José Angel Fernández Díaz