No se trata de perder o ganar, no es eso, es … es ese escozor en la duda, en la herida; es ese miedo a que se infecte y pueda ir a peor.
La fidelidad a los principios y el gusto por las ideas propias que no lo serían o no deberían serlo si uno fuera incapaz de pensar que son las mejores, las mejores para todos… esa fidelidad refleja el malestar de lo que pudo haber sido y no fue.
No se trata de perder o ganar, no es eso… no porque el ganar o perder, esta vez, no depende de un equipo, no somos equipo… somos intereses dispersos y, es preciso decirlo; intereses malogrados, inconfesables, egoístas… somos un universo de diferencias, una diversidad de lecturas de la única realidad que tenemos…
Las mayorías se equivocan, la historia no nos esconde tal cosa… ha sucedido y seguirá sucediendo. Somos torpes, tozudos e irreflexivos cuando nos vence el fanatismo… y de esa estúpida posición se alimentan los carceleros de farsas o de ideas pervertidas…
No se trata de perder o ganar, no cuando está en juego la paz o la libertad, la igualdad o la calidad de vida… no. Perder y corroborar que ha valido la pena es ganar… ganar y verificar que todo tenía su base en una gran mentira es perder… No saber de que lado está el viento es miedo a permanecer a la deriva y sin rumbo cierto…
Las mentiras son pies blandos, efímeros, para el edificio de las ideas… Cuando las palabras que cuentan esas ideas están infectadas de mentiras, la victoria tiene el color de la noche mas oscura …
No se trata de perder o ganar… se trata de saber si vale la pena haber ganado o haber perdido que algunas veces es no haber ganado, solo eso, no haber ganado y nada mas.
José Angel Fernández Díaz.