De repente, mientras saltas feliz sobre la cama de mamá y papá, esa risa tuya que tanto me gusta, se convierte en llanto…
Me duele esa herida por donde se escapa la sangre que nos une y me duele ese llanto que no puedo evitar… eres mi herida, el dolor mío… la impotencia…
Eres mi hijo que sufre… que llora con lágrimas que me estrujan el corazón…
Desde que me llaman padre, desde aquel maravilloso prime día, me he hecho más frágil, mas cobarde y mas valiente al tiempo…
Y no es solo tu llanto o tu dolor… es además el miedo a ser incapaz, a no ser para ti lo que mereces…
Me duele tu dolor, me hiere tu llanto…no sé bien donde terminas tu y donde comienzo yo… te quiero tanto que solo puedo imaginarte feliz…
Algunas veces, como hoy, la vida nos sorprende y nos explica con contundencia, cuan frágiles somos, tu con esa herida que sangra y te hace llorar y yo con esa condición de padre que quisiera ser mago para hacer desaparecer la herida o jugar con el tiempo y cambiar el presente…
Me duele tu dolor… me hiere tu llanto… soy tan simple que no se bien si merezco que me llenes el corazón de alegría cuando dices papá…
José A. Fernández Díaz.