Puede que a nadie importe, pero la buena de Alicia intenta desesperadamente reencontrarse con el otro lado del espejo. Mas lista que nunca se hace con un espejo blando y, poco a poco, sumerge su mano en el interior de la superficie que le devuelve su imagen sonriente…
Alicia no entiende este lado del espejo, donde, quienes lo habitan, se ocupan de agredir a la realidad, hasta convertirla en una desagradable farsa… gris y fría… Alicia busca en el otro lado todo lo que se derrumba en esta parte que la contiene…
Alicia tiene muchos nombres, millones de caras y llantos, gritos desesperados; tiene la voz llena de razones para viajar al otro lado, tras cargar contra quienes destruyen, pervierten y asesinan … Alicia podría ser el nombre de una nueva revolución, de la última esperanza, de la palabra clave que desconecte el sistema de autodestrucción…
Puede que a nadie importe, pero la buena de Alicia está por todas partes… buscando espejos blandos…
José A. Fernández Díaz.