El blog de atrapado-en-la-esquina-verde

                                Toca Inspección técnica vital (ITV)…

                Un año después insisto en ser  parte del problema y de la solución al mismo tiempo.  Soy un mecanismo roto y sin garantía,  que ha aprendido a vivir con sus defectos y no para de buscar alguna virtud. Sin virtud alguna a la vista el cada día resulta una aventura nada despreciable aunque con dirección, según los iluminados, a las cálidas tierras del sur profundo.

                De vez en cuando me escucho cantar, mientras conduzco con dirección al trabajo y se me antoja pensar que semejante acto merece un castigo ejemplar; pero ese espíritu inmaduro que me dirige no alcanza a encontrar una medida disuasoria contundente… Soy, pues, incoherente, inconsciente e inmaduro… todo junto en una canción de camino al trabajo…

                Amo, a mi manera, con esa extraña mezcla de caballero medieval, galán de culebrón venezolano, vendedor de churros  y empedernido soñador de historias con final improvisado… Amo, que no es poco, con pasión desmedida e intenciones inconfesables pero previsibles, con el horario de un todo a cien chino…

                Soy de los que periódicamente comienzan una dieta y también de los que consiguen  adelgazar siempre… también de los que vuelven a engordar para  aprovechar la ropa que nadie nos ha regalado… y es que en la vida es preciso probarlo todo. Un tanga,  es una experiencia que es preciso vivir,  para ser capaz de valorar cuan cordial y próximo resulta un bóxer a los habitantes de la entrepierna… Todo en todo, decía el filósofo.

                Aspiro alcanzar la madurez aunque algunos amigos y conocidos lo cuestionan,  y si voy con tanta tranquilidad, tan relajado, es porque para los ochenta aun me falta un buen puñado de primaveras. La madurez es un estado y yo soy ciudadano del mundo. Es, al fin, una cuestión de ideología. Me han dicho que cuando uno madura tiende a la derecha, se hace conservador… pues tengo claro que yo no quiero madurar. Creo que ya me llega con mis defectos actuales, no necesito más. 

                El sexo, ese extraño pasajero omnipresente, incomprendido e infravalorado, ocupa un lugar importante en mi vida. Podría decir otra cosa pero no solo no se me ocurre sino que además mentiría como un canalla… Gran parte de cuanto hago y no hago tiene que ver con el sexo. Resulta mas interesante, claro, lo que hago y que tiene que ver con el sexo,  que lo que no hago y que de hacerlo tendría que ver con el sexo. Freud sabía de lo que hablaba y seguramente lo que aún no sabía se lo inventaba, que para eso era Freud. El sexo está por todas partes, o al menos a mi me lo parece. Sexo en la televisión, en la literatura, en la política, en el instituto, en la comida, desodorantes…. menos en casa, está por todas partes.

                Con el deporte tengo una extraña relación, tensa y difícil de explicar. Odio el fútbol y quizá semejante atrocidad me reste virilidad, pero es así… también me sucede con el boxeo, el motociclismo, el tenis, el baloncesto… Quizá la razón tenga su base en que no tengo ídolos ni favoritos de tal manera que visionar un partido de fútbol sin optar por un equipo en concreto es, para los aficionados,  como no saber que decir cuando a uno le dan a elegir entre pisar una mierda  y pisar dos mierdas. Me gusta el deporte tangible, sudado, verdadero… y si mi tiempo tuviera alguna laguna  seguramente iría a correr o a caminar plácidamente…

                Los amigos son importantes y aquí no importa el sexo. Tengo amigos versión hombre, amigos versión mujer y amigos versión de esa que desprecia la iglesia católica, y todos son parte de mi vida. De mis amigos aprendo cosas constantemente, cosas malas casi siempre, pero útiles. Saber romper algo es un principio y saber reparar algo es una profesión que tiene su razón de ser, su origen en algo roto… Me gusta saber que andan por ahí, que están bien, que alguna vez están dispuestos a compartir unas risas y alguna que otro atentado o destrucción de neuronas o a ganar uno o dos kilos.

                Tengo vicios, muchos, y no me importa que lleguen a ser conocidos. Un hombre es como cualquier otro hombre o como muchos hombres juntos… depende del tiempo que tenga para desdoblarse. Tengo vicios para muchos hombres al mismo tiempo y también para algunas mujeres. Amo el cine; ese cine raro difícil de encontrar, ese cine lento y sin tetas…  No puedo vivir sin mis libros de verdad, de esos que huelen a tiempo pasado y esconden entre sus páginas algún que otro recuerdo. Necesito la música, el sexo, alguna frecuente reunión de amigos, conversaciones para no olvidar, el mar, la playa, mi licor de hierbas… tengo vicios, mas vicios…escribir, fotografiar, soñar despierto…

                Tengo ideas políticas que no escondo, igual que mi condición de ateo. Creo que lo verdaderamente importante es convertir esas ideas no en un lugar de desencuentro sino una invitación permanente a la reflexión. No he llegado a mis ideas por moda, no ha sido un  aterrizaje forzoso, nada de eso. Soy lo que soy, con errores a bordo, seguramente, porque mi circunstancia personal y la experiencia vital, me han traído aquí…

                Hoy llego a los 47 años contento conmigo mismo; soy padre, he plantado algunos árboles y escribí en algunos libros otros los subrayé. Quizá porque no me gusta la perfección, esa loca belicosa en la que no creo, estoy bastante satisfecho con mis años.

                Mañana será otro día…

                José Angel Fernández díaz